Hoy en día, la mayor parte del beneficio de un filtro UV Haze reside en proteger el elemento frontal del objetivo de la cámara. También permite corregir la neblina, pero la necesidad de reducción de azul de la película no se da en las cámaras digitales. La razón principal es que el software de posprocesamiento actual puede filtrar tanta neblina como desee el fotógrafo, algo que ningún filtro UV puede hacer. La necesidad de protección es real. Incluso si implica evitar que los elementos frontales de los objetivos se ensucien o salpiquen, estos filtros desempeñan un papel importante. Tenía este filtro puesto cuando di un paso en falso y caí en un pequeño río empapando la cámara. Me sentí mucho mejor con respecto a mi torpeza al saber que no tendría que afrontar la delicada tarea de limpiar el objetivo al llegar a casa. Sin embargo, un filtro en la trayectoria de la luz debe ser de alta calidad o degradará la imagen. Estoy lejos de tener un laboratorio donde pueda probar el cristal aquí. La mejor prueba que se me ocurrió fue simple: tomaría una imagen idéntica con y sin el filtro puesto y luego compararía para ver si detectaba algún problema. Sí, es rudimentario, pero es lo que tengo. Por favor, vean la imagen incluida. Para crear esto, coloqué la cámara en un trípode, ajusté la exposición manualmente como una estimación y luego tomé dos imágenes: una con y otra sin este filtro. Tomé las imágenes RAW, corté un trozo de una al azar y lo pegué en la otra. Ambas están etiquetadas. Luego las comparé concentrándome en el área donde se unían. Dibujé una línea negra en la ubicación aproximada de la unión. No realicé ningún tipo de posproducción. Estas son las imágenes RAW (DNG) directamente de la cámara, solo que convertidas a JPEG para publicarlas aquí. Hice mi mejor vistazo a los píxeles de ambas imágenes y no encontré ninguna distorsión causada por este filtro. En otras palabras, hace justo lo que quiero y ahora se ha ganado un lugar en mi lente.