Como tenía tres caballetes Manfrotto, la primera impresión, lo admito, no fue muy buena. El caballete está hecho de un 70% de plástico, lo que me hizo fruncir el ceño. Los fijos, que bloquean el movimiento de las patas hasta que se aprietan, producen un traqueteo de plástico que te hace pensar en todo menos en la calidad. Pero luego tuve la oportunidad de usarlo para una sesión de fotos. También había traído un caballete Manfrotto, por seguridad, lo admito. Al usarlo, pude apreciar su menor peso, las patas ajustables que se adaptan a la inclinación del suelo, la dureza y resistencia de los fijos, que una vez fijados ya no hacen ruido, y la unión de la placa que permite colocar la cámara en vertical, una característica que no es infrecuente, pero tampoco tan común. El resultado general fue realmente satisfactorio y tuve que cambiar de opinión, sobre todo considerando el bajísimo coste que entraba en juego. Así que no te digo que lo compres como si fuera un caballete de 300 €, pero... Si eres principiante, o tienes problemas de espalda y llevar un caballete de 3 kg te crea problemas, o ya sabes que estás trabajando en una condición en la que no hay riesgo de que alguien golpee la máquina, este producto puede ser para ti. Puedo imaginarlo también usado por algún fotógrafo de paisajes que quiera llevarlo a la alta montaña, el ahorro en términos de peso es significativo y, sin embargo, les permite llevar su trabajo a casa. Repito una vez más, las cinco estrellas que le doy a este producto no significan que sea igual a un caballete profesional de calidad, pero considerando el precio y los materiales ligeros de los que está hecho, debo decir que me convenció, y por lo tanto solo puedo recomendarlo a aquellos que por la razón que sea deben renunciar a llevar un caballete más estable pero también mucho más pesado o deben jugar con un presupuesto muy limitado.