Lo primero que llama la atención es el llamativo color de algunos detalles de este trípode, que por lo demás es negro. Eso por sí solo merece la pena, pero la estética no lo es todo. El primer contacto con el trípode es su instalación. Se pliega para ocultar la columna central, lo que lo mantiene compacto al guardarlo. Sin embargo, esto también le resta estabilidad. Al extender todas las delgadas patas, notará que se tambalea un poco. Esto es algo que un temporizador para disparar sin intervención puede reducir, pero también hace que la cámara sea vulnerable a ráfagas de viento o a pasar sobre cualquier superficie que no sea firme. No obstante, el problema de estabilidad descrito puede ser un compromiso aceptable, ya que es ligero y relativamente compacto. Lo menos esperado es la altura que puede alcanzar entre las patas y la columna central. Cuanto más alto, más inestable, pero aun así es mejor que intentar tomar una foto de puntillas con el brazo extendido. Esa es aproximadamente la altura que alcanza este trípode, o al menos la que se siente (dependiendo de la estatura). Por supuesto, necesitas algún tipo de control remoto para eso, así que elige uno inalámbrico para evitar vibraciones en la cámara. Otra característica interesante (en este rango de precios) es la posibilidad de montar la cámara descentrada. Esto se hace extendiendo el tubo interior del centro, girándolo 90 grados y bloqueándolo. Debes extender completamente el eje, ya que el cabezal tiene dos orientaciones posibles sin punto intermedio, así que debes desengancharlo y colocarlo en el segundo orificio. En general, es un trípode inteligente con una cantidad sorprendente de características para su precio, pero tiene la desventaja de ser algo endeble. Para trabajo profesional o fotografía macro, te conviene invertir en un diseño más robusto, especialmente a medida que los objetivos aumentan de tamaño y peso. Otros deberían considerar este trípode con seguridad, y por si fuera poco, es realmente bonito.