Mi motivación para comprar el monocular fue claramente el mundo de las aves que se desarrolla ante mis ojos en la calle mientras me relajo en el balcón. ¿Cuántas veces me he preguntado qué pájaro trina en la rama frente a mí? ¿O simplemente está posado en mi comedero? Además, en muchos paseos suele haber objetos que uno desea observar más de cerca, como un molino de viento. Este monocular causa una excelente impresión. La superficie probablemente esté cubierta con una capa antideslizante y se sujeta bien. Ambas tapas protegen bien las gafas y son lo suficientemente firmes como para no caerse; la grande también está conectada a la carcasa. Un dispositivo también permite montarlo en un trípode. Ajustar la agudeza visual es fácil, incluso con un solo dedo mientras se sostiene el monocular en una mano. Solo el observador puede juzgar por sí mismo si el aumento es suficiente, dependiendo de lo que se coloque frente a la lente o de la distancia del objeto. Para mí es suficiente, sin duda, porque el entorno más cercano me basta para observar, aunque me sorprendió gratamente la claridad con la que por fin pude ver a la urraca en un nido a bastante distancia. Creo que el dispositivo es más que suficiente para recoger ocasionalmente objetos codiciados en la zona.