Pedí este detector de metales para niños con la esperanza de usarlo para encontrar tesoros escondidos, y hasta ahora, no he encontrado ninguno. Pero no es culpa de este pequeño detector de metales; no tengo ningún tesoro enterrado en mi terreno de media hectárea. He encontrado muchísimas piezas oxidadas, herramientas muy dañadas y algunas placas de identificación (de perros, no de soldados), y me alertó de algunas cosas que estaban más profundas de lo que quería excavar. Quizás haya un tesoro, pero mi nieto y yo no queremos excavar demasiado. Dejamos mi anillo de oro en la hierba y lo detectó (por suerte). El detector fue fácil de montar, las instrucciones eran claras y enseguida empezamos a buscar ese tesoro. Es lo suficientemente ligero como para no cansarse de sostenerlo y fácil de manejar. El brillo de la pantalla es ajustable y legible incluso a la luz del día. La longitud del mango se puede ajustar 15 cm para adaptarse a personas de diferentes alturas. Supuestamente, se puede poner la bobina en aguas poco profundas. Sin embargo, no tuve ningún charco para probar esa afirmación. Asumiremos que puede ir en aguas poco profundas, y si y cuando lo pruebe y si se rompe, actualizaré esta reseña. Esto es lo que me gusta: * 3 modos de detección y tonos de alerta * La retroiluminación de la pantalla es ajustable * La pantalla tiene imágenes para ayudar a los niños más pequeños a leerla * Puede alertar sobre metales ferrosos, no ferrosos y preciosos (no hemos encontrado nada de eso... todavía) * Tiene una longitud ajustable * Bobina impermeable con clasificación IP68 * Perfecto para niños (y abuelos) * Mochila y herramientas de excavación incluidas Esto es lo que no me gustó: * El "botón de disco" no parecía ignorar como dice el manual. Tal vez deberíamos haberlo usado de otra manera. * La primera impresión fue, "esto es un juguete. ¿Cómo voy a encontrar un tesoro?" * Parece algo delicado. El tiempo lo dirá. En conclusión, estoy impresionado por este pequeño detector de metales. Tenía mis dudas sobre su funcionamiento, y aunque no encontramos ningún tesoro, nos lo pasamos genial usándolo. Y, al fin y al cabo, eso es lo más importante. Pensándolo bien, quizá el tesoro sea el propio detector... ¡Apuesto a que mi nieto lo cree!