Compré este trípode para usar y tirar en mi último viaje a Europa del Este, pensando que, si lo necesitaba, podría dejarlo. Es más barato que mi trípode habitual de fibra de carbono, aunque no es tan resistente, pero cuesta mucho menos. Viene con una abrazadera para smartphone y un soporte de liberación rápida, y se pliega muy bien. Incluso incluye las llaves correspondientes. Sin embargo, las patas se desenroscan fácilmente y hay que asegurarse constantemente de que salen. Hay algunas otras cosas que se aflojan fácilmente, pero son menores y, si se tiene cuidado, no debería haber problemas. Algo que me gusta es que este trípode se extiende un poco más que mis otros trípodes de viaje pequeños, pero, al igual que con mi trípode más grande, no hay manera fácil de acercar la cámara al suelo, salvo boca abajo, lo cual queda genial en un anuncio, pero siempre ha sido un fastidio en la práctica. En mi opinión, cuando las patas puedan llegar casi hasta el suelo, la columna se debería poder dividir para no tener que llevar una columna central corta ni tratar de manipular el cristal de la cámara de forma incómoda.